Me acuerdo.
Y ahora más que nunca.
Qué injusto es esto. Qué rabia, qué impotencia.
Recuerdo el verano en que nuestros días se entrelazaron.
Las películas que me enseñaste. Días Azules.
Los mensajes al móvil. Me escribiste que habías visto un gatico que te recordó a mí, por los ojos grandes, azules.
Los dos vagábamos ese verano. Estábamos perdidos y buscábamos refugio. No habíamos olvidado, y añorábamos cómo era dormir abrazado a otra persona.
Dormir, sencillamente.
Me acuerdo de esa noche. Yo llevaba el vestido morado.
Fue dulcemente extraño. Incómodo pero cálido.
Después tú seguiste tu camino, y yo el mío.
Pero me acuerdo de esos días azules de verano, en los que nuestras palabras se enredaron.
Y ahora.. Qué rabia.
Qué inmensa y desbordante pena.
¿Dónde están los días y ese azul?
Di un lugar donde estés tú..
El azar nos va empujando hasta el final...
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