viernes, 16 de enero de 2015

Sugerencias

Quiéreme libre,
que es como mejor sé querer
no me quieras tuya
ni de nadie,
no me quieras presa
ni princesa
ni reina,
no me cuentes cuentos,
no me salves,
no me rescates,
no me protejas:
no me hace falta.

Quiéreme dejándote espacio
para querer a más gente,
no me quieras protagonista,
ni única,
ni por encima de nadie,
pero tampoco por debajo.
No me adjudiques en tu corazón
un lugar demasiado extenso,
ni irremplazable,
por si algún día
me tengo que marchar
puedas volver a utilizarlo.

Quiéreme como si nunca
me fueras a odiar.

Quiéreme distinto y distinta,
no me quieras más que a nadie,
quiéreme de una manera única
con la que no puedas amar
así a otra persona.

Quiéreme como mejor sepas,
no como yo te lo diga,
quiéreme sin propósitos de cambio,
sin promesas,
sin pretender transformarte,
aunque finalmente
el querer te haga diferente.

Quiéreme desnuda,
despeinada y sin maquillaje,
quiéreme sin disfraz,
con legañas en las pestañas
y con agujetas en las comisuras.
Quiéreme aceptando,
pero no conformándote.
Quiéreme real,
sin idealismos ni pretensiones,
sin fantasías ni utopías,
pero sí con los bolsillos
llenos de sueños.

Quiéreme no sólo cuando el pálpito
se te vaya a salir del pecho,
o cuando las mariposas
monten una fiesta en tu estómago,
quiéreme al mismo tiempo
con calma y a fuego lento,
ámame también cuando
se te pase la locura
de los primeros momentos.

Quiéreme con la risa por bandera,
quiéreme feliz y lo seré,
pero no intentes evitarme
la belleza de la tristeza,
no me seques las lágrimas,
déjalas que se derramen
cuando sea necesario:
quiéreme sensible
pero no vulnerable.

No me quieras como vía de escape,
no me quieras para huir,
ni para que dé sentido a nada,
no me quieras porque estás perdido,
ni porque no sepas manejar la soledad.
Quiéreme queriéndote,
y yo te querré más.

No me quieras sin deseo,
sin sudor o sin fuego.
Ama mientras te derramas,
quiérenos salvajes y exultantes.

Quiéreme sin dar lecciones,
como si nunca hubieras amado antes,
quiéreme valiente,
quiéreme radiante,
quiéreme expectante.
Quiéreme sin razones.

No creas que no me doy cuenta
de que todo esto es una incoherencia,
¿cómo puedo pedirte que me quieras libre
mientras te doy instrucciones
sobre cómo me has de querer?
Tómalo,
simplemente,
como un puñado de sugerencias.

Así que:
quiéreme como quieras,
que así es como yo te querré.



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