Mírame.
Soy el girasol que lucha por llegar a lo más alto.
Que se encoge, quizá, de noche, pero sólo para ahorrar fuerzas y estar fuerte y firme cuando amanezca.
Y si llueve, me acicalo los pétalos, me limpio fuera y dentro. Apago la sed pero no me ahogo.
Mírame.
No lloro cuando se nubla el cielo.
El gris es siempre efímero.
No estoy sola. Germino acompañada de un campo infinito.
Me moveré lo que haga falta en pos de la luz, bailaré al son de la mañana.
Deslumbraré en un amarillo intenso.
Muy intenso.
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