Besando al presente, que es mi futuro, el pasado se evaporó en el bullicio del gentío. Los mismos escenarios, el mismo aire viaja diferente en mi pecho. Se han juntado en un único espacio trozos diferentes de mí, lo que soy y lo que fui, maneras distintas de palpitar que se han de acompasar.
Estoy mirando por encima del hombro a esa niña vulnerable y caótica, ¡se creía que doler era la forma más intensa de sentir!
Mi piel está curtida pero no es impermeable, deja pasar lo que yo escojo respirar.
Las noches de reproches y miradas furtivas acabaron cuando caducó mi reinado. Aunque aún pueda reconocerlos entre un millar de miradas, tus ojos ya no encienden mis heridas. La esquina en la que te lloré ahora es el suelo en el que he inventado cientos de bailes.
Hace tiempo que lo sé: hay calores que no merece la pena sudar. Al menos no para siempre.
Esto no es una competición, pero miro a mi alrededor, y sobre todo, me miro hacia dentro... y sé que he ganado.
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