domingo, 24 de agosto de 2014

Cuando no hay nada nuevo que contar

Porque los días son fotocopias,
y las fotocopias son latas caducadas,
y lo caduco es un recuerdo
que huele a cajón cerrado,
y los cajones son almacenes
casi tan oscuros como la memoria,
caprichosa e irracional,
infiel como el viento,
que besa toda las bocas
y agita todos los cabellos,
pero sólo en tu mente,
porque la fantasía está permitida,
pero vedamos las miradas y el tacto,
censuramos a las manos,
que se convierten en mariposas en celo
enjauladas y traviesas,
porque todo lo que encierras
acaba escapando,
ya sea suave o salvajemente:
hay mares que no se pueden cercar.

Cuando no hay nada nuevo que contar,
terminas inventándote penas,
tejiendo palabras
que no son las tuyas,
hilando conceptos
absurdos e hipotéticos,
divagando para no llegar a ninguna parte,
escribiendo
para no olvidar,
la buena o mala suerte
de no tener nada nuevo que contar.








No hay comentarios:

Publicar un comentario