martes, 28 de marzo de 2017

Emocional Inteligencia

Hay quien entra en guerra
con quien se atreva a tiritarle las piernas,
quien corre hasta que al sudor le salen agujetas,
quien expone su cuerpo desnudo y vulnerable
hasta que nada por doler le queda,
incluso hay quien utiliza la risa como trinchera.
Cada uno domestica como puede
sus salvajes miedos (i)rracionales.

Algunos imponen la ley seca en sus pestañas,
otros se derraman en camas extrañas,
a unos cuantos se les enquistan las bisagras
y se olvidan del arte de la remontada,
otros tantos deciden ahogarse en la nada
hasta que al fin encuentran su tabla.
Cada uno navega como mejor sabe
a tientas, en sus tormentas de tristeza.

Hay quien aúlla en una soledad escogida,
hay quien traga y el nudo le tapona la salida,
incluso hay quien prefiere salpicar
hasta que alguien sus auxilios descifra,
hay quien ametralla palabras para evitar
golpear la mano que intenta ser amiga.
Cada uno es experto en cómo acariciar
la fuerte fiereza de su rabia.

Algunos los atesoran como si fueran secretos
otros sudan incontrolables bailoteos,
unos escogen como autopista el cielo
hasta que se les encapota el cabello,
y otros tantos se convierten en mensajeros
contagiando al mundo con sus excesos.
Cada uno dosifica como debe
sus intensos instantes alegres.

Yo dialogo con mis temores hasta que se aburren,
desparramo mi pena hasta que se escurre
aíslo mi ira para que a nadie arañe,
me cubro de carcajadas para calentarme.

¿Qué haces tú?



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